Hace unos cuantos años atrás, tuve la oportunidad de que el Centro de la Cultura Popular Canaria, diera mi nombre a Radio Club Tenerife – Cadena Ser, para que un día 24 de diciembre me hicieran una pequeña entrevista sobre costumbre y tradiciones navideñas en Lanzarote. El presentador fue conectando con cada una de las siete Islas Canarias, y creo que yo fui el último en intervenir. Cada cual relataría con todo detalle temas de villancicos, comidas y demás costumbres. Cuando casi a la despedida de la entrevista, el presentador me pregunta qué plato tenía para la cena de Navidad y daba por hecho que sería Cabrito como en tantos hogares de Lanzarote, pero en ese momento me quedé en blanco, porque realmente en mi casa no había Cabrito, mi madre desde soltera nunca le gustó el Cabrito y tampoco teníamos cabras y por lo tanto, mucho menos cabritos. Así que, le dije que no, que no teníamos Cabrito, que teníamos Calamares Rellenos. El presentador se extrañó de tal plato típico, yo tampoco sabía si era típico o no, y si después de hablar de los Ranchos de Pascua, las Truchas de Batatas y de Calabaza, de los Pasteles de Carne de La Villa y de no se cuantas cosas más propias del acervo cultural y popular, le salto con un plato que a saber de donde lo había sacado mi madre, pero de pronto una luz me iluminó la mente, y le comenté con algo de fundamente, que quizás se debía a la escasez de ganado en el Puerto de Arrecife y de la cercanía con la costa Canario-Sahariana (que ni es de de Canarias ni del Sahara), con lo que el Calamar Sahariano se subía hasta las mesas de los porteños como manjar para Navidad. Cuando ya me despedí deseando lo mejor en las navidades a todos los canarios a modo de mensaje del rey, me quedé un momento pensando si había metido la pata, pero fue la reacción de la verdad, porque podía haber dicho lo del Cabrito y tan pancho, pero no, dije la verdad. Después de casi diez años, hoy, también 24 de diciembre, escuchando Radio Nacional de España, hablaba el presentador con personas que se estaban trasladando por toda la geografía peninsular para reunirse con sus seres queridos, y de paso comentaban las viandas que llevaban o se iban a comer esa noche. Entonces en ese momento, María Engracia, mujer casada con dos niños y su marido al volante de un mono volumen, se dirigían desde Toledo a Jaén para cenar esta noche con su familia, y llevaba en el portabultos, pudín de manzanas, sopa de mariscos y como plato principal Calamares Rellenos!! No me lo podía creer, alguien que cocinaba lo mismo que en mi casa por Navidad. Quería conocer a esa tal María Engracia y preguntarle a que se debía esa tradición. Entonces uno de los colaboradores del programa matinal, dijo que los Calamares Rellenos era el plato típico navideño de Almería. Yo no tengo ningún familiar de Almería, mis padres son de aquí, mis abuelos también, mis bisabuelos también lo son y mis tatarabuelos también son de Lanzarote. Nosotros como los nazis, sin serlo, hemos protegido la raza y los que se han casado ha sido con gente de Lanzarote de tres generaciones atrás, con esto queda demostrado que no ha habido infiltración gastronómica posible. Tampoco fue el Arguiñano, porque, que yo recuerde, entonces estaba la tele en blanco y negro. En definitiva, los calamares rellenos son una delicia, los he comido en muy pocas ocasiones fuera de casa, una de ellas en el Monumento El Campesino, pero no, me parecen insípidos, sosos y no es el manjar. Para mi gusto le faltan algunos ingredientes importantes que hacen que el relleno sea más consistente. En algún otro sitio los probé y de cuyo nombre no quiero ni acordarme para no tener un mal recuerdo. FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO 2010!!!
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