martes, 31 de julio de 2007

MI LLEGADA A LA ISLA 1889

En el quinto mes del Año del Señor de 1889, llegué a una isla a bordo de un velero que zarpó de Rouen puerto al norte de Francia, nuestro barco pasó cerca de una isla pequeña y otra más grande se dislumbraba al fondo. Antes que nuestra expedición, Jean de Bethencourt arribó a estas islas con el propósito de adueñarse de ellas pero con el consentimiento de los nativos sin llegar a guerras y enfrentamientos, lejos de esos deseos, la cosa se truncó y muchos nativos fueron llevados a otras tierras para ser vendidos como exclavos.
Atrás queda esos acontecimientos dolorosos para los isleños, y ahora se presenta una nueva oportunidad para esta isla.
Fondeamos en el Puerto de Arrecife con todos nuestro equipaje, baules y mas baules para una isla que apenas gozaba de algún evento social, solo el que producía la llegada de algún barco como nosotros. Actualmente se construía en esos momentos el pequeño muelle que alcanzaría unos 200 metros. Al desembarcar nos esperaba don Félix Fumagallo, dueño del hotel Arrecife que se apresuró a llevarnos hasta nuestros aposentos. El hotel mantenía la decadencia propia del lugar, el salón con muebles de escaso valor estaba acompañado de un piano que en otros tiempos seguramente, corrió mejor suerte. Afortunadamente, las habitaciones no tenían chinces u otros animales en los que suelen acompañar estos establecimientos. A la hora del almuerzo comíamos en familia junto con el dueño y su familia, su mujer que era la cocinera, se esmeraba en propiciarnos deleite con sus guisos, pero no era el empeño, sino los medios lo que faltaba para dar por aceptable lo que se podía llamar comida.
A lomos de dromedarios, que llamaban camellos, nos dirigimos hacia la parte mas quemada de la tierra, la que casi cien años atras deboró gran parte de la parte central de la isla llevándose consigo pertenencias, casas, tierras, ganado, recuerdos y no se cuentas cosas mas.
Aún con el calor que había, la suave brisa de los alisios calmaban ese agobiante calor que no de ser por el aire nos habríamos achicharrado. Allí comenzamos la grabación de la pelicula para la corona austriaca.

lunes, 16 de julio de 2007

TV, GRACIOSA, LA VIRGEN Y ARMIDA

Graciosa, que así la llamó, Jean de Bethencourt, se esconde tras el impresionante risco de Famara, como una hija pequeña tras las faldas de su madre. Así me lo pareció siempre y hoy más que nunca, porque cuando te sales fuera de la falda, el mar se enfurece y las embarcaciones parecen zozobrar, pero los viejos marinos saben del tiempo, del mar y de los peligros. Está claro que Graciosa de aquellos años mediados de los 60 en que se contaba el reparto proporcional y social de lo recaudado, hace mucho. Antaño, una señora mayor vestida como la usanza de entonces, pañuelo blanco y sombrera ajustada, hacía el reparto de lo recaudado en la pesca. Los pescadores colocaban todas sus capturas en un mismo lugar, como una recogida común, de la venta obtenida se repartía en proporción, para los propietarios de los barcos, los marinos, los hijos de los marinos y los que por causa de enfermedad no pudieron salir a la pesca, así de esta forma se vivía en común acuerdo. También puede ser que los lazos de familiaridad en casi todos ellos hicieran más llevadero esta especie de "comuna social". Atrás queda el recuerdo de aquella excursión realizada a la isla Graciosa con motivo de la inauguración de unas instalaciones dedicadas a atender a los enfermos. Nosotros, los alumnos del Colegio La Marina, que asistíamos a las clases de guitarra y timple dadas en su tiempo libre por el profesor Orlando Suárez, estábamos invitados a tocar para los habitantes y acompañantes en tan importante evento. En el muellito de Órzola, nos transportaba un barco pequeño de pesca. A mi me tocó ir en la parte trasera y mis manos casi tocaban el agua, en la proa del barco iba otro tanto de compañeros, en total éramos unos veinte. Al llegar al puerto de la Graciosa los de proa habían estado tapados con plásticos pues el mar mojaba toda esa zona, mientras nosotros permanecíamos al zoco. La mar estaba algo revuelta y había viento.
Allí me esperaba mi abuela, pariente de la familia de los Toledo, casualmente estaba de visita en la isla, en la que solía pasar dos semanas al año compartiendo con algunos de sus parientes.
Nos divertíamos cantando algunas canciones del folklore popular sin discernir si lo que interpretábamos era de esa forma, si estaba bien o mal, simplemente actuábamos lo mejor que podíamos sin tener, al menos yo, referencias de otros grupos, solo las indicaciones del profesor entregado.
Después de comer alguna cosa ofrecida por los vecinos, ya para regresar, en el muelle, los mayores decidían si el barco salía o no. Ya eran las cinco de la tarde. Al final deciden que el barco debe sarpar y subimos al barco, yo me pongo en el mismo sitio, en la popa del barco, pues en la venida era mas azocado y pensé que en la ida era igual. Me despido de mi abuela que se queda algo preocupada y me repite mil veces que le llame al teléfono de la fonda cuando llegue a casa. Un alboroto se arma en el puerto, una señora de unos 60 años entre quejidos y suspiros y aguantando las risas de sus vecinos intenta subir al barco y se coloca con nosotros en la parte trasera. Al parecer la señora le tenía pánico a navegar, y encima el tiempo estaba enfadado.
Tengo el recuerdo claro en la memoria retenido de ver como se aleja el barco, de mi abuela diciendo adiós en el muelle con traje, tipo bata, abotonada en gris y blanco (medio luto), de como el muelle cada vez se vislumbra mas lejano. Solo se oía los motores del barco el sonido del viento y el mar y la señora que no dejaba de advertirnos que tuviésemos cuidado, el barco casi iba hundido y tocábamos con nuestras manos el agua fría. En estribor, se agarraba con fuerza el Delegado de Sanidad que nos acompañaba. De pronto al llegar a Punta Fariones el mar se pone bravío y vota con tanta fuerza que el barco parece un cascarón en un inmenso mar a merced de las olas encrespadas que subían y bajaban con tanta fuerza que en una de ellas, Eduardo que estaba a mi lado, queda flotando en el agua que entró en el barco y sale fuera de la embarcación y en un arranque precipitado la señora lo agarra por los pelos y lo trae nuevamente al barco. La cara de pánico del Delegado lo dice todo, yo lo miro mientras me agarro fuertemente al borde y el agua vuelve a entrar en el barco y nos moja de cintura para abajo como en una bañera. Así padecimos hasta ya casi llegar al muelle de Órzola. ¡¡Bendito muelle de Órzola!! Por fin sintió nuestros pies mojados y temblorosos saliendo de una pesadilla que pudimos contar. Hoy, la Graciosa no tiene nada que ver como el de antaño, es claro que en todas partes ha llegado la civilización y la Graciosa no ha sido ajena a la evolución, comenzando por los modernos barcos que hoy hacen la travesía, aunque siga estando casi el mismo puerto en Órzola, (desgracias de ser de una isla "menor"), Cuando avistamos en el horizonte el nuevo muelle de La Graciosa que se extiende plácidamente sobre el mar que parece acariciarlo, y sobre ese mar los pantalanes acogen a los diferentes tipos de barcos de recreo, de pesca y de distintas condiciones sociales. Afortunadamente la isla mantiene ese color en la arena de sus playas y sus calles aún siguen llenas del jable que todo lo llena, que todo lo inunda, esencial para caminar descalzos. Las Fiestas del Carmen ya no son esas fiestas apacibles, ahora son un desborde de verbenas, ventorrillos de esos de los modernos prefabricadas de las casas de refrescos, y hasta allí llegan los decibelios de los equipos de música. Aún así, tiene ese encanto de tranquilidad, que no hay que correr a menos que se vaya el barco, pero ni eso, si te ven, esperan a que embarques.
Por ser diferente, hasta el cura. Parece ridícula la canción que acompañaba a la imagen, mas parecía propia de una murga, y la letra, dándole las gracias al visitante por venir a la isla, sus gentes, sus calles, y en todo la Virgen protectora, etc. etc. Lo peor es que el cura no paró en las mas de dos horas que duró la travesía con la virgen en el mar y hasta que la bajaron y la llevaron a la ermita. Miré a la Virgen del Carmen, me pareció ver que había soltado al niño de sus brazos y tenía sus manos tapándose los oídos para no oír al cura. Casi no quedó barco que no fuese a acompañar a la Virgen en su recorrido, incluso todos los de la empresa de viajeros se sumó a la vuelta marina. En uno de ellos, cantaban a todo gas canciones de moda peor entonadas que incluso las del cura, motivo por el que al llegar al muelle la gente bajaba a toda prisa para dejar de oír por un momento semejante estruendo musical.
Nosotros, afortunadamente permanecimos en el muelle a la espera tomando una cerveza y degustando algo de comida de los ventorrillos.
El último barco hacia Órzola iba como la barca de Noé, comparativa de lleno hasta la bandera. Y antes de llegar a Punta Fariones comenzó a saltar en el mar, y me vino a la mente mi primera experiencia que relaté al principio y de cuyo recuerdo rememoro en situaciones como esas. Y atrás ibamos dejando la isla que habitó la reina bruja Armida que enamoró a Reinaldo, joven guerrero encargado de la liberación del Santo Sepulcro por las Cruzadas, según cuenta Tasso en su poema épico. La bella bruja llevó hasta la isla un dragón y un león para cuidar la isla y no pertubaran su amor, incluso encantó una fuente de agua que quien osara en beberla o tocarla moriría de risa. Esta última parte me parece lo mas divertida, y pienso (luego existo), ¿no será que Jean de Bethencourt le puso Graciosa porque la isla quedó impregnada de esa risa?, o ¿fue él el que tocó la fuente de Armida pero no le hizo efecto porque ya no estaba su guerrero?. ¡¡Viva la Virgen del Carmen!!

martes, 3 de julio de 2007

FIESTA DESPEDIDA MANI Y FRAN

El sábado hubo un asadero de despedida de los galleguiños Mani y Fran, componentes de la Asociación Cultural El Triángulo de Cuatro Lados.
A las puertas del pueblo de Guatiza se celebró este hasta luego, porque siempre albergamos la idea de que igual esta ida no sea para siempre. Y creo que al final tendrán que venirse cuando vean día si y día también a la gente de Lanzarote buscando alojamiento en su casa de Galicia.
Por todo ello se celebró esta fiesta que congregó a mucha gente, amigos y compañeros de trabajo que han ido cultivando en su estancia en la isla. Pero a veces a uno le llega el momento. Y al menos éste es el momento en el que dicen que cambian de residencia.
Casualidades de la vida, estos dos gallegos se conocieron a raiz de aquel musical que dejará huella en todos los que participamos, HAIR. Mani actuaba y Fran tocaba en la orquesta. Caracteres de especial sensibilidad y amabilidad se vieron, se conocieron y se enamoraron, y pronto los tortolitos comenzaron a vivir juntos en San Bartolomé en una amplia casa, en la tranquilidad que aún tienen algunos pueblos de la isla.

Me imagino que como todo, esa morriña que siempre le acompaña a uno cuando está fuera de su tierra, hizo mella en cada uno de ellos.






El contacto y la cercanía que hemos tenido con ellos en la Asociación ha sido muy importante, en cuanto que hasta la fecha los dos han participado de todos los eventos que hemos llevado a cabo.







Algunos amigos del Triángulo le hicieron una escenificación musical de los acontecimientos más importantes que han tenido cada uno de ellos y luego juntos desde que salieron de tierras gallegas hasta nuestros días, en los que se le ve una pareja unida y enamorado.




Amigos, con tantos medios a nuestro alcance y los vuelos, que afortunadamente son cada vez más, no hay motivos para no acercarse de vez en cuando a ver a los amigos, porque camas hay de sobra. BESOOOSSSS.

lunes, 2 de julio de 2007

RECEPCIÓN AL HORARIO VERANIEGO

(relato extraído del año 2007)
Como viene siendo costumbre, algunos trabajadores sufridos celebran la llegada del horario veraniego que dura tres meses de julio a septiembre incluidos.
Aunque no todos los empleados tienen este horario, algunos se unieron a la fiesta con el fin de ayudar moralmente a estos pobres trabajadores. El lugar para tan magnánima celebración fue en la Sidrería en Playa Honda, y luego un descanso sosegado a orillas de Puerto Calero. Solamente los sufridos aguantaron hasta el final, mientras los otros debido a la poca costumbre de realizar esfuerzos abandonaron al grupo. Estos siguieron luego hasta el cine para ver Srek3 y terminar en la Burger King.
Actualmente, ahora que estamos en el 2025, es absurdo pensar en realizar esos trabajos innecesarios, cuando ants había que acudir a una oficina para trabajar. Afortunadamente ya el trabajo se realiza desde casa, para eso tenemos los diferentes robots que ejecutan todos los trabajos necesarios, incluso no recibimos quejas directamente, tenemos un propio robot llamado AB (aguanta broncas), así nosotros podemos seguir disfrutando de la playa o el campo virtual. Aun recuerdo aquellos vehículos que le llamaban coches con ruedas, que absurdo!, ahora con nuestro VAP (vehiculo de acción propulsada) que se eleva en el aire no hacen falta carreteras ni gomas. Ahora nos dedicamos a fabricar los nuevos prototipos de VAP modelo HI.



Esta es la nueva misión de los sufridos trabajadores. Imagenes recogidas el 26 de Agosto de 2025

http://www.youtube.com/watch?v=O61Do03ZCjw