sábado, 27 de noviembre de 2010

HISTORIA DE AMOR EN BINTER

Las Sorpresas que nos encontramos en los aviones.

El pasado martes en un vuelo de Binter de Lanzarote a Gran Canaria, tuve la dicha de encontrarme con una amiga que compartimos el trayecto hablando, a ella que le cuesta poco hablar, y a mi que me ocurre lo mismo, nos faltó horas para poder contarnos lo que en un espacio de tiempo sin vernos, había pasado en nuestras vidas.
En esta conversación, Carmen me dice que su amiga Luisa la pasada semana en un trayecto de Gran Canaria a Lanzarote, el comandante del avión, micro en mano les comunicó a los pasajeros que ese día era el cumpleaños de una de las azafatas, los aplausos y los vítores no se hicieron esperar. A renglón seguido, la azafata comunicó, que al día siguiente el Comandante se iba a casar, lo que nuevamente hizo que los pasajeros comenzaran a aplaudir y a dar vítores, y en un alarde de buen humor, el Comandante dijo que lo que no le había dicho la azafata, es que era con ella, con la que se casaba. Aunque luego la azafata lo negó, lo cierto es que la veracidad de la última noticia no la supieron. Al parecer, el vuelo estuvo de lo más entretenido y divertido. Pensándolo bien, puede ser hasta una terapia para olvidarse de los problemas a los que uno va normalmente a Las Palmas a solucionar, o bien, un antídoto para los que no soportan los vuelos. Luego, me tocó contarle a Carmen mi experiencia vivida en un vuelo directo de Praga a Lanzarote. Hace algunos veranos un grupo de 5 amigos decidimos visitar esa ciudad aprovechando unos vuelos directos que salían desde Lanzarote a la República Checa.
En el vuelo de venida a Lanzarote, los únicos pasajeros de la isla, éramos nosotros, el resto, checos que venían a conocer la isla. Nos tocó sentarnos en la parte trasera del avión, al final del todo. Cuando el vuelo despegó y antes de servirnos el tan añorado almuerzo, comunican por los altavoces, que para satisfacción de toda la tripulación, va a tener lugar la pedida de mano de un enamorado novio a su novia, una azafata de vuelo, que en esos momentos viajaba de turista. Él joven se levanta, coge el micro, se pone de rodillas delante de la muchacha y le pide que se case con él, ella avergonzada se oculta la cara con las manos, mientras un grupo de chicas y chicos le anima, y ella dice: SI. Todos los pasajeros comienzan a aplaudir. Él la coge de la mano le coloca el anillo y le da un beso y vuelve a coger el micro, y le dice que si se quiere casar con él, allí mismo. Ella se queda desconcertada ante tal petición, mirando de un lado a otro buscando una respuesta, hasta que le dice que si, pero dudando de lo que podía pasar. Entonces un grupo de amigas de la novia sacan un vestido del portaequipajes, y se la llevan corriendo a la parte trasera del avión. Todo esto, ante las miradas de asombro de los pasajeros. Entonces minutos después, se oye la marcha nupcial por los altavoces, mientras en la parte delantera se coloca el Comandante del avión acompañado del novio y dos testigos, y la prometida aparece con su vestido de novia por el centro del avión. El Comandante, libro en mano, les hace las correspondientes preguntas, ellos contestan, y los convierte en Marido y Mujer. Terminada la ceremonia, las azafatas comienzan a servir el almuerzo, y al final ofrecen pastas para los pasajeros por cortesía de los novios. Nosotros, aprovechamos para decirle a la azafata que le mande saludos de los “conejeros” que nos encontramos en el avión. Al poco, los novios se trasladan a la parte trasera del avión, y tienen la amabilidad de ofrecernos tarta nupcial, mientras nos cuenta como sucedió todo. El novio, semanas atrás, le propuso a su novia ir a Lanzarote a pasar una semana con sus familias, y al viaje se apuntaron algunos amigos. Ella desconocía que detrás de todo esto se fraguase una boda en el aire.
Carmen, que escuchó atentamente el relato mientras aportaba lo sorprendente del mismo, nos callamos al escuchar en nuestro vuelo el sonido de llamada, y se oye la voz del Comandante que dice “Señores pasajeros, permítanme que les diga que la luna llena de esta noche es espectacular, les aconsejo que miren por la ventanilla para ver tan bella imagen”. Carmen y yo nos echamos a reír, y comentamos que esto tiene que ser una estrategia de Binter. Imposible, que a Luisa le haya ocurrido algo hace una semana, y ahora nos salta con este comentario. Dos minutos después, el Comandante vuelve a decir, que hoy va a ser un día especial para una de las azafatas del vuelo, porque su novio le va a pedir matrimonio. Carmen y yo nos miramos y nos echamos a reír, entonces sale de la cabina del piloto, un joven con traje y corbata con un ramo de flores en la mano dirigiéndose al final de la nave, mientras todos nosotros aplaudimos, riéndonos al haber coincidido tantas historias de amor en los aviones. Entonces vemos al novio rodilla en tierra diciéndole algo a la azafata, que se ocultaba tras un saliente. Los novios se funden en un abrazo, mientras la gente le pide a la azafata avergonzada, que salga a saludar. Trago peor fue cuando tuvo que repartir las chocolatinas con los ojos húmedos por la emoción. Cuando el vuelo llegó a Gran Canaria, todos los pasajeros felicitaron nuevamente a los novios. Carmen se despidió de mi, yo salí corriendo a coger la guagua para Las Palmas, que encima habían cambiado la parada y había que recorrer un buen trecho, y en la guagua quedé pensando en los acontecimientos vividos.

PD.: Es posible que Binter me regale un billete de avión por la publicidad de... "Relatos de Amor en Binter". Saludosssss.

1 comentario:

Jablera Chica dijo...

La de cosas que te pasan en "las aviones" Rober...