domingo, 23 de agosto de 2009

EL RECINTO INFERNAL DE SAN GINES

EL RECINTO FERIAL O EL RECINTO INFERNAL DE SAN GINÉS. ARRECIFE DE LANZAROTE.
El conejero por vocación, siempre ha sido un hombre tranquilo, poco dado a actuar o a manifestarse, más bien a criticar lo que hacen los gobernantes, pero sin tomar parte en el asunto, sumisos en exceso. Tal es así, que hemos visto ante nuestros ojos una cantidad innumerables de atropellos sobre el patrimonio de la ciudad de Arrecife y las Fiestas que se celebran en ella.
Arrecife, como otras ciudades, ha crecido en todos los sentidos, pero no ha tenido en cuenta aspectos tan cruciales para la vida de una ciudad, como lugares de esparcimiento para celebrar las fiestas de la ciudad. Según el profesor brasileño, Nelson Fernándes, “Tanto la ciudad como la fiesta son fenómenos primordiales de la civilización porque ambas ejercen la función indispensable de promocionar altos niveles de la sociabilidad entre los hombres. Radicalizando un poco el cómo de estos acontecimientos, podemos decir que los hombres hicieron la ciudad para poder realizar sus fiestas” Recuerdo, que venidos los Sangineles, muchos aprovechaban el momento para pintar la fachada de las casas, acondicionarlas, darle un buen lavado de imagen y adornar en lo que se podía. La Fiesta, significaba la alegría compartida entre familiares que desde otros pueblos, de otras islas e incluso desde la península, venían hasta Arrecife para el reencuentro.
Nos ha tocado tener, en los últimos años, una serie de impresentables representantes políticos sin ningún afán de agradar al pueblo, solo de hacer una fiesta acotada en un recinto que más que ferial, podríamos llamarle “infernal”, por la situación alejada, lo inhóspito y poco agradable. ¿Se imaginan que las Fiestas de San Isidro en Madrid salgan fuera de la ciudad? Impensable, o ¿los propios carnavales en Tenerife?, éstos que ya tuvieron sus mas y sus menos, al final consiguieron mantener la fiesta. Cualquier ciudad o pueblo nunca ha alejado la fiesta de su entorno, de sus calles, de sus plazas, de sus parques. Cuando oigo decir que el ayuntamiento actúa por el bien de los vecinos que les molesta el ruido, me pongo a pensar, si cuando adquirieron la casa ya no había una costumbre manifiesta en celebrar la fiesta en ese lugar. Por supuesto, tenemos que poner remedio tanto de una parte como de otra. Por un lado están las actividades menos ruidosas con público sentado, y por otro las verbenas o conciertos de rock que necesitan de más decibelios, para ellos se necesita otro espacio un poco más alejado del centro y es comprensible hasta cierto punto. Las nuevas viviendas que se construyen actualmente tienen propuestas y remedios constructivos para el aislamiento acústico. Arrecife, ha sufrido lo indeseable para cualquier ciudad que se precie, ha sido pisoteada, relegada y humillada. Sus calles no visten banderas, y sus ciudadanos y visitantes no pueden pasear por sus calles cerradas al tráfico por unos días.
Ahora nos acotan en un recinto infernal, indescriptible, propio para algunas actividades, no digo que no, pero también sin personalidad alguna. No solo deberíamos protestar los ciudadanos de esta capital castigada, sino los comerciantes, los restaurantes y bares que no pueden ofrecer sus especialidades en los días de las fiestas patronales. Por un momento imagino a René Verneau, que realizó un estudio de las Islas Canarias allá por 1.876 que describió como las calles de Arrecife eran una fiesta en carnavales, lo que relataría si llegara en estos días a Arrecife, diría aquello de, - he oído hablar que Arrecife está en Fiestas Patronales, las de San Ginés, pero por mucho que busco algún atisbo de fiesta en sus calles no encuentro nada. Unos turistas llegados en un crucero me preguntan lo mismo, que dónde está la fiesta, que le aseguraron que la ciudad vivía las Fiestas de San Ginés declaradas de Interés Turístico Nacional. Por fin, me indica un taxista, con cara de malhumorado, donde está la fiesta, salgo del centro de la ciudad y me voy alejando varios kilómetros en dirección hacia un edificio horrendo que parece salido de la segunda guerra mundial y ha sido reconstruido, nunca pensé que los bombardeos llegaran hasta aquí, alrededor no hay nada más, me llama la atención una fuente elevada a mas de dos metros de altura, frente al indescriptible edificio, no le encuentro sentido. Con asombro veo que es la sede de la primera institución de la isla. Recapacito sobre la fuente, habrá que verla desde lo alto del edificio, sigue sin sentido alguno. Llego hasta un lugar infernal, me parece un asentamiento de una caravana de gitanos en la que predomina una carpa que según parece, acoge los actos de la ciudad. Esta es la descripción figurada de Vernau. Pienso que hubiese sido mejor aprovechar el actual Parque Islas Canarias con un escenario en condiciones. Atrás queda lo que tantos años decían los presentadores Angelito “el guapo” o Francisco José Navarro, aquello de: “en este marco incomparable del Parque Islas Canarias", ahora dirán "en esta carpa incomparable de este recinto infernal". Pues hubiese sido fantástico que se rehabilitara la parte de arriba para eventos como El Pregón de las Fiestas, Festival Campesino, Festivales de La Canción, Encuentros de Grupos Folklóricos, Entrega de Premios, etc etc. y así, saldáramos la cuenta con los promotores del parking, y nos lo dejaran gratis todo lo que durase los Sangineles.
Los políticos actuales, y los anteriores, solo han pensado en salir airosos, o como se pueda, de las actividades de las fiestas con el menor gasto posible, con el menor esfuerzo y el menor pensamiento innovador. Por tanto, queridos Sangineles que tantas alegrías nos diste, hoy está tu muerte anunciada. D.E.P.

jueves, 20 de agosto de 2009

EL AVESTRUZ DE MI PADRE EN ARRECIFE

EL AVESTRUZ DE MI PADRE.

Me cuenta mi padre, que mi abuelo Juan Fuentes, en uno de los viajes como patrón de barco y cuando aún no era delito pescar en las aguas que rodean estas islas abandonadas a la suerte de los gobernantes incapaces, y cerca de la costa africana, se trajo para Arrecife un avestruz.
Juan Fuentes, mi abuelo paterno.
¡Que hazaña!, pienso ahora, el de esos marinos en traerse semejante animal que puede alcanzar de dos a dos metros y medio de altura, y pesar unos ciento cuarenta kilos, en un barco en el que seguramente no había suficiente hueco, además de las consecuencias que podían haber sucedido en una mar que en ocasiones se pone brava.
El avestruz no era adulto, así que seguramente mediría un metro y medio y vino en la “Juana Hernández”, propiedad de D. Tomás Toledo con 20 marinos a bordo y que realizaba 3 viajes al año, porque éste era un barco algo más grande que otros. Esta osadía, también se había manifestado embarcando de las cosas africanas, a varios camellos que permanecían tullidos en la cubierta del barco hasta llegar a tierras conejeras.
Corredor a lomo de un avestruz

En definitiva, dicho avestruz fue montado por mi padre que a su lomo corría como una bala por el muelle chico para asombro de los que transitaban por allí, y es que esta ave, la más grande de su especie, llega alcanzar 60 km a la hora, y el animal dormía en un solar de la Calle Real propiedad de una tía abuela suya,
Dª Teodora Pérez, tía abuela de mi padre

Dª Teodora Pérez, tía de mi abuela Manuela, que estaba casada con el conocido Juan Prim, apodo que le pusieron porque a lomos de un caballo pareciese aquel general español tan revolucionario y controvertido en la historia española, y que recorría parte de la geografía insular llevando cartas y recados a destinatarios. Dª Teodora Pérez regentaba el conocido y afamado kiosco de la música que se alzaba en el nuevo parque, al que llamamos Parque Viejo y ahora Parque José Ramírez Cerdá. Mi abuela Manuela, su tío Juan Prim, su tía Teodora y la sobrina de su tío, Petra

Juan Prim, le hizo una silla de montar donde mi padre rondando los 17 años, montaba en él mientras el avestruz corría hacia el Muelle de Las Cebollas y al llegar a la punta, se paraba, decían que por el miedo al agua, entonces daba la vuelta y volvía hasta la Calle Real.
El famoso kiosko en el Muelle de las Cebollas
La verdad es que, para una isla como esta con pocos recursos y profesionales que supieran sobre ciertos animales, no pudieron salvarle la vida al pobre avestruz que un día resbaló cerca del Castillo San Gabriel y al poco murió, aquel que con tanta destreza corría de un lado a otro, y que seguro dejaba a la gente boquiabierta mirando a un ser tan raro para una isla como Lanzarote.
A mí de pequeño, me parecía raro y fascinante pensar en el avestruz como animal que pudiese ser montado como un caballo o un burro. Luego la realidad demuestra que los avestruces son animales que soportan peso y aunque son difíciles de domesticar, sirvieron para llevar carros con personas. Esa es la historia del que seguro fue el primer avestruz que pisó la isla hace aproximadamente 60 años.

miércoles, 12 de agosto de 2009

FIESTAS DE SAN GINES 2009

LAS FIESTAS DE SAN GINÉS, desde otra óptica.

Mucho se ha hablado de las Fiestas de San Ginés de Arrecife de Lanzarote, tantos son los recuerdos que la gente de Arrecife tiene, y se ven tan lejanas, que parece que lo de ahora no es lo que era. Eso suele suceder casi con todo, “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Posiblemente el momento que viven actualmente los jóvenes de catorce a dieciocho son para ellos las mejores fiestas, y esto lo recordarán al cabo de veinte años cuando dirán – esas si que eran unas fiestas dignas -. Y es que todo pasa por diferentes fases.
De lo que escribo algunas cosas tienen que ver con lo que oigo de mis padres, mis tías y sus primas, que son las mías también.
Las Fiestas de San Ginés, están declaradas de Interés Turístico Nacional, algo que no era muy frecuente y por tanto el galardón era considerado y de importancia. Quizás ese galardón se forjó, porque sin duda eran las fiestas más importantes de Lanzarote y porque en esos años, se incorporó una romería, que no era habitual, que dirigía D. Juan Brito, con camellos que llevaban en su joroba a las mises y reina de las fiestas, carrozas con motivos lanzaroteños, rondallas, ganados de cabra, y por supuesto ofrendas al Santo Patrón con los productos propios de la isla. En el verano de 1973 se celebró el certamen de Miss España en el Parque Viejo, hoy Parque José Ramírez Cerdá, y de la que resultó ganadora Amparo Muñoz que llegaría hasta conseguir el galardón de Miss Universo, incluso se presentó en este certamen, la vedette Norma Duval.
Recuerdo, que la Romería de San Ginés tenía un admirador incondicional que era el sol que radiaba a eso de la una del medio día por la Avenida Generalísimo Franco, hoy La Marina. El Santo Patrón San Ginés, era santo de pocas devociones, no eran muchos los milagros que se le conocía y por contra, algún cura de los de antes, prohibió durante años que se sacara el santo de la iglesia en respuesta a la decisión de no suspender los bailes tan afamados de San Ginés, donde decía, por entonces el cura, que eran bailes de libertinaje. Aunque las palabras de acusación y presagios que profirió el sacerdote de quemarse en el infierno a todo aquél que osase asistir a los bailes, no hicieron mella alguna a los que asistían a la misa vespertina en cuerpo pero no en pensamiento.
Arrecife, una ciudad castigada por la falta de recursos, alejada de cualquier diversión, sus gentes, preferirían quemarse en el infierno que antes perder la única diversión que durante un año esperaban, y que eran los bailes de las Fiestas de San Ginés, a cargo de las orquestas que venían desde Las Palmas.
Yo llegué a estrenar zapatos nuevos y ropa nueva en las Fiestas de San Ginés, y es que en estas fiestas, siempre se estrenaba y se mostraba. Los paseos por el antiguo muelle de la cebolla era una cita obligada para informar al resto, de lo que se estrenaba, de mostrar cuerpo, de mostrar novia, de mostrar lo que la gente quería ver. Los paseos eran muy largos, no porque la distancia fuera excesiva, sino por la cantidad de gente conocida que se encontraba en el paseo, amigos y conocidos que venían de otras islas o pueblos del interior y que se saludaban y hablaban de cómo les iba la vida dentro o fuera de Lanzarote.
Siempre recuerdo con cariño, un año en que esperando a que abrieran Los Cochitos Chocones (como denominábamos el lugar donde estaban todas las atracciones) me fui hasta la tómbola, allí miraba la cantidad de objetos que había en las estanterías, vasos con dibujos de barcos, muñecos, relojes, figuras de porcelana o escayola, balones, etc. iba comprando todo los días unos boletos que te salían una cantidad de puntos que luego canjeabas por algún objeto, claro, esto se solía hacer al final de las fiestas para acumular el mayor número de puntos posibles. Andaba de un lado a otro con los chicos, corriendo, intentando montarte en todo, administrando el dinero que me habían dado mis padres o mis tías. Así en ese ir y venir, se hizo de noche y al regresar a casa, mis padres salían para las fiestas con el carro donde llevaban a mi hermana. El carro eran de esos de antes, ruedas altas y caparazón, recuerdo que en mitad de las fiestas, donde el gentío era tal que apenas se podía caminar, a la altura del Hotel Mirarmar, mi padre, me subió al carro y me metió dentro con mi hermana que dormía plácidamente ajena a los ruidos de la gente, las sirenas de los cochitos chocones, el animador de la tómbola, los balines rompiendo palillos, la música canaria de las parrandas en los ventorrillos. De tal manera me encontré tan cómodo que veía a través de un plástico cerrado con cremallera todo ese gentío, por un momento me sentí como un ser invisible, disfrutando de todo pero sin cansancio, sin empujones, disfrutando del sueño que me vino al rato. Ese es uno de esos recuerdos imborrables.
Al cabo del tiempo, sin saber por qué, porque no tenía edad creo que para entender ciertas cosas, la romería de San Ginés desapareció, y entonces se convirtió en Ofrenda, más tarde desapareció la ofrenda y ya solo quedó en un acto religioso procesional. Para mi, que andaba cerca de las paredes de la Iglesia de San Ginés y de la Plaza, después de haber participado en grupos de música creados a la sombra del Colegio La Marina, conocía bien todo el estranque de las fiestas, pero vistas desde dentro de la parroquia. Tal fue así, que incluso un año, el periodista Guillermo Topham, al que recuerdo con mucho cariño, habló conmigo en la que era su cede, la mesa última de la Cafetería San Francisco en la Calle Real, y que publicaba con esa forma tan peculiar que tenía, para La Provincia, y en la que dedicaba una foto y artículo de nuestro pequeño grupo que cantaba en la misa de las Fiestas de San Ginés.
Hoy, como decía anteriormente, las fiestas son otra cosa, tendrá sus cosas buenas, pero desgraciadamente no hemos podido mantener la esencia de antaño. Lo peor que hemos hecho es dejar todo en mano de los políticos que se turnan cada dos años o cuatro y deciden en unas fiestas que no ven como suyas, lo peor es que no hemos sido capaces de formar un Patronado de las Fiestas de San Ginés, lo peor es que hemos consentido que se lleven las fiestas a ese lugar tan inhóspito alejado del centro al que llaman “recinto ferial”, lo peor de todo es que hemos dejado que hagan una remodelación del Parque Islas y no hayan hecho un escenario en condiciones para actos de las Fiestas de San Ginés, lo peor es que se han hecho tantas cosas y tantas remodelaciones que tenemos una ciudad que no vive las Fiestas de San Ginés, porque no está en las calles de la ciudad, porque se ha hecho una nueva ciudad de espaldas a contemplar la posibilidad de lo poco que nos queda de las Fiestas de San Ginés. Sería bueno replantearse las Fiestas de San Ginés, cierto que algunas actividades se requiere de un recinto como el actual, pero no para todo. Que se pongan en marcha una actividad cultura que se me antoja proponer varios edificios culturales emblemáticos como circuito cultural de exposiciones, conciertos, recitales, conferencias, en la Sociedad Democracia, Club Náutico de Arrecife, Sociedad Torrelavega, Casa del Miedo, El Almacén.

martes, 11 de agosto de 2009

LANZAROTE, A PUNTO DEL ABANDONO TOTAL

HARTO DE LA GENTE QUE NO CUMPLE SUS OBLIGACIONES CON LOS DEMÁS.
La pasada semana oí en la radio una tertulia a nivel nacional, y no pude estar mas de acuerdo con una de las opiniones que se daban allí. Decía el tertuliano, que no sabía por qué, pero en España la mayoría pretende hacer aquello que no puede saltándose las normas, y entonces decía estar harto del tipo que en una cola de coches, adelanta por la derecha, del que no puede fumar en un local y lo hace a escondidas, del listo que aparca en la zona reservada para minusválidos, de la que en la cola de la carnicería dice que se le perdió el número, del que pasa por la caja del supermercado con mas de diez productos alegando que los otros diez son de su mujer. Este incumplimiento de normas hace que cada día nuestro bienestar y tranquilidad se alteren con enfados.
Desgraciadamente, lo mismo pasa en política, aunque sea hablar por hablar de algo que todo el mundo entiende o cree entender, porque política es hacer algo por el bien de la mayoría de los ciudadanos y sobre todo por los más necesitados. El político ha dejado claro en los últimos años que no es así, que se rige por el enriquecimiento personal o el de las personas que le rodean y afines. Para ser un buen político, debe estar hecho con madera de apóstol, sin caer en la religiosidad que esta palabra encierra, pero si en una persona que tiene en su haber unos caudales que todos los ciudadanos le dejamos para que lo invierta en aquello que nos pueda hacer más felices y más iguales. Esa sería la satisfacción que se llevaría el político, sentir que ha hecho algo por la comunidad que le ha elegido. El artista lanzaroteño, César Manrique, del que muchos de nosotros conocimos y le oímos hablar en infinidad de ocasiones con palabras dichas de una forma metafórica y muy particular, presagiaba lo que podía ser Lanzarote en unos años según el camino que se eligiera. Aquellos que lo tacharon de alocado y fuera de lugar, quizás hoy vean la falta de esa persona vitalista y emprendedora, que un día dijo que las circunstancias podían obligarle a abandonar la isla para no ser partícipe del descalabro en la que se había sumido la gallina de los huevos de oro. No puedo imaginar como estaría si hubiese vivido hasta nuestros días y viese lo que se ha gestado hasta ahora, seguramente se hubiese ido de la isla como anunció entonces.
Y es que, todos empezamos a estar harto mas que harto de este tipo de política que se presenta a diario, a nivel local, nacional e internacional. Pero empecemos por nosotros mismos, los que aparcamos en el reservado para minusválidos, el que fuma donde no debe, el que se salta la cola, etc. etc. Estas actitudes egoístas han tenido en la sociedad golpes desastrosos en diferentes épocas: el diluvio, las plagas, las guerras. Esperemos no llegar a ellas como prueba de nuestra falta de entendimiento.